DIARIO DE UN NAVEGANTE LLAMADO TAJO

DIARIO DE UN NAVEGANTE LLAMADO TAJO

viernes, 11 de noviembre de 2011

EL TAJO: AYER, HOY Y MAÑANA.

Nací, hace tantos años que ya ni me acuerdo, en un pequeño pueblo de Teruel, en los Montes Universales, en la Sierra de Albarracín. Soy el largo de mis hermanos, mi “estatura” es de unos 1.008 kilómetros. En mi discurrir recorro varios territorios con morfologías y características diferentes, pero mi tránsito por ellos les ha conformado una identidad que los unifica, les concede un “mismo sentir” y un modelo de vida con sus particularidades, sus diferencias y sus semejanzas, pero todos aunados por mi presencia.

El Tajo y el Palacio de Aranjuez (Madrid)


                Camino en solitario por tierras de Aragón, Castilla la Mancha, Madrid, Extremadura y me adentro en territorio portugués, donde mi nombre se modifica para denominarme Tejo y recorro la región que lleva mi nombre: Alentejo, hasta desembocar en la señorial Lisboa, donde mi presencia, prestancia y elegancia se engrandece llegando a convertirme en el mayor estuario de Europa.

                Durante todos los años de mi vida he sido testigo de la conformación de una sociedad que se ha formado en torno al agua que le suministraba, adoptando una forma de vida, de cultivar la tierra, de abastecerse del agua, de creación de obras de ingeniera que les permitía cruzar de una a otra orilla o subir el agua por las zonas más pendientes de mi orografía, hasta las ciudades.

                He sido herramienta de trabajo y de ocio, en mis aguas hubo un tiempo donde mis pobladores acudían a bañarse en mis aguas…

Tajo a su paso por Toledo


                Recuerdo a los aguadores, a los pescadores, a los niños nadando, a las mujeres lavando la ropa mientras inventaban cánticos referentes a mis aguas; he visto cómo se han creado tradiciones en torno a mi presencia que hoy forman parte del folclore e identidad de estos lugares…, los productos agrícolas, el vino…, o la artesanía que se valía de la energía que producían los molinos con la fuerza de mis aguas… recuerdo aquellos tiempos…

                Mis riberas rebosan historia, romanos, visigodos, cristianos, árabes…, he visto luchas y enfrentamientos y mis riberas han servido de frontera en estos conflictos, he visto partir a multitud de navegantes en busca de nuevas tierras, de nuevas fronteras y nuevas rutas comerciales, por mi puerto, antaño uno de los más importantes del mundo, han circulado los mejores y más novedosos productos que se introducían en Europa, he vivido los numerosos y fracasados intentos de hacer navegable mi caudal…; las ruinas patrimoniales de mis laderas son el reflejo de la historia vivida y de la experiencia que acumulo “a mis espaldas”.

Azacán de Toledo


                Hoy, muchos de los lugares por donde discurro están declarados Patrimonio de la Humanidad, o Conjuntos Históricos, incluso algunos monumentos son receptivos de alguna de estas declaraciones; el paisaje que he diseñado le ha valido las declaraciones de Paisaje Cultural de la Humanidad, Parques Naturales o Reserva Natural el Estuario del Tajo, una de las diez reservas naturales más importantes de Europa.

                Pero también hoy me encuentro olvidado, un tanto envejecido por el descuido y desidia de los herederos de aquellos pobladores que antaño se sirvieron de mis aguas para construir el espacio donde los actuales ciudadanos desarrollan sus vidas, ajenos a su pasado, tal vez ese sea el motivo del olvido de muchos de los actuales pobladores.

 Puerto de Lisboa en el siglo XVIII


                Pero, en mi silencio seguiré aguardando de nuevo a narrar mi historia y mi experiencia a quienes deseen acompañarme en lento y tranquilo discurrir.

                Deseoso de mostrar la riqueza que contengo para que todos los que se acerquen a conocerme se sientan parte del paisaje que un día les concedió unas señas de identidad.

Vista de Toledo (El Greco)

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