DIARIO DE UN NAVEGANTE LLAMADO TAJO

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viernes, 23 de diciembre de 2011

SIGUIENDO LAS HUELLAS DE LOS TEMPLARIOS EN VILA NOVA DA BARQUINHA: EL CASTILLO DE ALMOUROL.

El castillo de Almourol, en la localidad portuguesa de Vila Nova da Barquinha, es uno de los castillos más emblemáticos de cuantos pueblan el Tajo.

Erguido en mitad de un islote en mitad del cauce del Tejo, debe parte de su encanto a su enigmático origen. En 1129, año en que este lugar fue conquistado por las tropas portuguesas, comenzó el interés por edificar una fortaleza que sirviera vigilancia y como lugar estratégico en el Tajo; de  se levantó sobre unas ruinas romanas existentes en este punto que, a su vez, podrían haberse asentado sobre un poblado de origen fenicio.

Aprovechando estas ruinas se edificó el castillo en torno a los años comprendidos entre 1169 a 1171 por la enigmática Orden del Temple, quienes utilizaron este enclave para el control del tráfico de mercancías, utilizando el río Tajo como aduana entre el norte y el Sur.

Castillo de Almourol (Vila Nova da Barquinha) y el Tajo sobre el que se asienta.


Su estructura muraria almenada y sus torres redondas y la torre del homenaje se conservan en perfecto estado, hecho que sirvió para que durante el siglo XX, tras su abandono, se utilizara como residencia del Gobierno portugués.

El siglo XIX, el siglo de movimiento romántico acentuó la fama del monumento, su aspecto o apariencia robusta mezclado con sus “leyendas” templarias, llevaron a numerosos escritores a inspirarse en el castillo para argüir la trama de muchas de sus “novelas góticas o de caballería”, la más destacada es la denominada: Palmerín de Inglaterra.

Un Castillo para perderse en su leyenda, en su historia, en su arquitectura, en su paisaje y en sus famosos vinos  y gastronomía local.

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